Los amantes de los gatos deben
conocer, antes de adquirir uno de estos animales, que su alimentación debe
cumplir una serie de requisitos básicos. Los alimentos suministrados a los
gatos tienen que proporcionar una nutrición equilibrada y contener los
nutrientes esenciales, puesto que su carencia puede ocasionar enfermedades a
corto plazo.
Tal y como determinan los
estudios científicos sobre la materia, los felinos tienen unas necesidades
nutritivas específicas y diferentes a las de los perros. Por tanto no se debe
proporcionar la misma alimentación a ambas especies.
La alimentación natural del gato
se basa en la caza de pequeños animales de los que, además de la carne, consume
los tejidos óseos y el contenido del aparato digestivo. Tanto su estructura
anatómica como sus hábitos alimentarios determinan que se trata de especie
estrictamente carnívora. Esta circunstancia no significa que deba comer carne
únicamente, se refiere a que la carne animal debe formar parte de su dieta
necesariamente.
Los gatos requieren mayor
cantidad de proteínas que los perros y, además, necesita cantidades elevadas de
tauriana. Esta sustancia no existe en los vegetales por lo que sólo pueden
obtenerla en tejidos de carácter animal. Por este motivo, es fundamental
incluir la carne en su dieta. La carencia de este elemento en su organismo
causa importantes problemas de salud y afecta sobre todo a la visión, la
reproducción y el corazón de los felinos.